EL AMOR QUE SE SIEMBRA

Óleo sobre lienzo, cm 30×60, 2023-24, Massimo Maria Carpinteri,

EL AMOR QUE SE SIEMBRA

SINOPSIS:

«El amor que se siembra» es un relato conmovedor sobre la resiliencia, la unidad familiar y el poder de los sueños. A través de la historia de los Gasparri, se transmite un mensaje profundo de lucha y esperanza, mostrando cómo, a pesar de las adversidades, el amor y la determinación son fuerzas capaces de transformar la vida. La narrativa destaca el sacrificio de los padres, Daria y Gustavo, quienes, con valentía, enseñan a sus hijos a enfrentar el mundo. Es un cuento que valora las pequeñas victorias cotidianas y la importancia de la unidad familiar como refugio ante los desafíos. La resolución final, llena de optimismo, invita a seguir adelante, confiando en que, aunque la vida no sea fácil, siempre se puede comenzar de nuevo.

EL AMOR QUE SE SIEMBRA

  Algunos viven a contracorriente, otros contra su voluntad, pero se necesita valentía para avanzar contra viento y marea y remar en dirección contraria. Esta es la historia de la familia Gasparri, quienes, a pesar de todo lo vivido, siempre anhelan comenzar de nuevo.

  Les encanta viajar y llevan consigo pocas cosas: una guitarra, un cuaderno de dibujo y muchos crayones. Dejan las preocupaciones en el camino y regresan a casa cargados de nuevos sonidos y, a veces, con animales heridos a los que cuidar. Su fuerza reside en la unidad y en la determinación de perseguir sus sueños. Mamá Daria y papá Gustavo lucharon con coraje para mantener a flote a un equipo ganador que, con música y pequeños pasos, desafió el embate de muchas tormentas.

  Todo comenzó con el nacimiento de su primer hijo, Orazio, y luego con el de su hermano, Fulvio. Daria estaba convencida de que sus hijos harían del mundo un lugar más hermoso, limpio y seguro. Pero pronto comprendió que ese sueño era más difícil de alcanzar de lo que imaginaba. Entonces decidió protegerlos de los peligros del mundo explicándoles, poco a poco, cómo enfrentarlos. Adaptó sus consejos según la edad de sus hijos.

  Al principio, eran reglas sencillas:
  - No hables con desconocidos.
  - No recojas nada del suelo.
  - No abras la puerta si estás solo en casa.

  Después, vinieron advertencias más firmes:
  - No trasnoches.
  - No bebas.
  - No fumes.

  Y, con el tiempo, llegaron las súplicas llenas de amor:
  - Conduce despacio.
  - No te descuides.
  - Llama en cuanto llegues.

  Cuando estas precauciones ya no fueron suficientes para evitar los tropiezos, Daria y Gustavo decidieron enfrentar el viento con una sonrisa y mucho coraje. A veces, no resistirse permite encontrar soluciones con mayor claridad. Cuando siembras amor, el viento puede detener tu carrera, pero no arrebatarte el aliento; la lluvia puede cambiar tus planes, pero también abrir nuevas posibilidades; un desastre puede arruinar el paisaje, pero jamás destruir tus raíces; un incendio puede asustarte, pero también darte la fuerza para apagarlo.

  Nadie dijo que la vida sería fácil, pero tomarse de la mano y permanecer juntos permite seguir creyendo que la vida, con todos sus defectos, sigue siendo hermosa.

  Si cerraras los ojos por un instante y escucharas su risa contagiosa, pensarías que viven fuera del mundo. Pero no es así. Gustavo grita frente al televisor cada vez que gana el Real Madrid. Daria canta a todo pulmón las melodías de su adorado Bocelli. Orazio habla en voz alta con su guitarra cuando está solo en casa. Fulvio, en cambio, repite lo mismo una y otra vez cuando cree que nadie lo escucha. Discuten a menudo, sí, pero eso no significa que se separen. Las discusiones, al fin y al cabo, también son diálogo.

  Los Gasparri siempre avanzan, nunca retroceden. La mano firme de su madre y el abrazo cálido de su padre refuerzan una promesa hecha años atrás: una que los llevó a renunciar a algunos sueños, pero a enriquecerse con las esperanzas que brillan en los ojos de sus hijos.

  Y cuando los niños partan algún día, llevarán consigo la fuerza de sus padres, porque la subida fue dura, pero al llegar a la cima, el viento cesó. Entonces, estuvieron listos para partir de nuevo hacia un cielo azul.


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