Massimo Maria Carpinteri, 2025, cm 30×30, óleo sobre lienzo
YO SERÉ EL GATO Y TÚ SERÁS EL ZORRO
SINOPSIS
Este cuento tiene una delicada y creativa exploración del poder de la imaginación infantil y del acto de contar historias como medio de conexión emocional. Con un lenguaje poético y simbólico, mezcla elementos de fantasía y realidad para construir un universo donde todo es posible. Los personajes, aunque fantásticos, reflejan anhelos humanos profundos: la búsqueda de aventuras, pertenencia y aceptación. La estructura juega con la meta-narrativa de manera sutil, haciendo partícipe al lector. Es un relato tierno, evocador y lleno de posibilidades.
YO SERÉ EL GATO Y TÚ SERÁS EL ZORRO
No hay historia que no comience con una fantasía, ni fantasía que no permita al lector entrar de puntillas y trastocar los planes del narrador. Si deseas adentrarte en la gran burbuja de la imaginación, escucha las voces del pequeño Zorro y del gran Felino: ellos te elevarán a las bóvedas celestiales más altas y te arrastrarán hacia laberintos ocultos bajo nuestros pies.
Frida mira a Irmino, que está sentado sobre una caja, deseoso de comenzar su historia. Sabe que, cuando todo empiece, nada volverá a ser igual: como por arte de magia, aparecerán los protagonistas de mil aventuras y surgirán nuevas caras, conocidas y extrañas.
—¿Me cuentas un cuento? —insiste una y otra vez—. Ese donde ya no existe el bien ni el mal, sino la bruja presidenta o el genio conserje que, sobre una alfombra voladora, recoge fragmentos de estrellas atrapados en las nubes. Donde hombres y mujeres se lanzan en paracaídas con tutús y se embarcan en misiones imposibles para alcanzar, a lomos de un elefante, a un niño autista que, en segundo de primaria, desearía ser como sus compañeros. Quiero una historia que me secuestre y me devuelva a casa sin pedir rescate; una donde te premian por no gritar en la montaña rusa y por ayudar a tu madrastra a coser un vestido nuevo para el evento benéfico de la parroquia. ¡Vamos, empieza!
Tumbada en el suelo, cubriéndose la cara con las manos, Frida ya está soñando. Irmino, como un mago experimentado, comienza a sacar un truco tras otro de su caja. Como una bolsa sacudida por ráfagas de viento, las palabras brotan con fuerza, veloces y sin rumbo claro.
—Había una vez un gato viejo que conocía a un zorro nervudo. Sus mejores amigos eran el Oso y el Tigre. Todos los miércoles se reunían a contar sus aventuras. Cada uno era hermoso por su propia rareza: al Tigre le faltaban los dientes, al Oso la nariz, al Gato las garras, y al Zorro… el ingenio.
—Quiero ir a Mercurio —dijo el Gato—, el planeta más cercano al Sol.
—Yo prefiero llegar a la parte más verde del mundo y saltar desde allí con un resorte gigante —reiteró el Zorro.
—Me gusta el espacio —continuó el Gato—. Aferrándome a un meteorito, podré llegar.
—¡Lo encontré! —gritó el Zorro—. Construiré un globo aerostático con bambú y descenderé desde las copas del Amazonas. Buscaré reptiles peligrosos, pero tendré un cuerpo mágico que se curará tras cada mordida venenosa.
—¿Y cómo bajarás a la Tierra desde Mercurio, Gato? —preguntó el Tigre.
—¿Y tú, Zorro? ¿Cómo bajarás del globo? —insistió el Oso.
Y mientras los cuatro amigos compartían sus disparatadas fantasías, Frida interrumpió:
—¡Irmino! ¡Corre a ayudarlos! El Gato y el Zorro están en peligro. ¡Un accidente puede ocurrir en cualquier momento!
—Frida, no puedes cambiar las historias —respondió Irmino—. Pero si quieres, yo seré el Gato y tú serás el Zorro. Así podré soplar el polvo celestial para encontrar el rumbo correcto. Y tú podrás lanzar una burbuja mágica que moverá las ramas del árbol y abrirá caminos secretos.
—¿Y por qué no podemos llevárnoslos a casa ahora mismo?
—¡Ten paciencia un poco más, Frida!
—¿Pero qué pasó con los otros amigos? ¿Por qué no vienen a ayudarnos?
—Porque, cuando una historia llega a su fin, deja de ser divertida. Así que no me interrumpas, pero sigue las aventuras del Gato y el Zorro. Juntos, llegaremos al lugar más seguro del mundo: el de la imaginación, donde todo, absolutamente todo, es posible.




